Rodríguez Larreta no es Alberto Fernández pero Macri se parece a Cristina

Rodríguez Larreta no es Alberto Fernández pero Macri se parece a Cristina

Nunca estuvo claro el sentimiento real de Mauricio Macri por el ejercicio de la política. A los comunes nos es difícil determinar con claridad la personalidad y los intereses reales de una figura nacional. Sólo disponemos de algunas imágenes en video y declaraciones generalmente preparadas de antemano para caer bien a la mayoría más amplia posible.

Como la sensibilidad de tantos está en niveles muy altos, voy a dejar algo en claro, para facilitar lo que se quiere decir a continuación en el artículo: si en octubre, el candidato es Larreta, lo voto. Si es Bullrich, la voto. Si es Morales, lo voto. Si es Macri (si, Mauricio Macri), lo voto.
Es lo que la mayoría del electorado haría en octubre, independientemente de cuál de ellos lo represente mejor. La suma de algunas de las características y formas de pensar de todos ellos forman la esfera ideológica del votante de la coalición. No del PRO, de Juntos por el Cambio, una gran coalición de partidos que también incluyen a Elisa Carrió y Miguel Pichetto. El votante de Juntos por el Cambio lleva dentro un pedacito de cada uno de ellos. De todos ellos, en distintas proporciones y aunque algunos lo nieguen.

En sólo dos semanas, la política argentina cambió tres veces. Se dieron tres importantes señales que sin dudas generan muchas expectativas sobre el futuro.

El 26 de marzo, el ex presidente Mauricio Macri afirmó que no será candidato en las próximas elecciones nacionales: “Lo hago convencido de que hay que agrandar el espacio político que iniciamos”.

A partir de ese momento, comenzó a crearse una bola gigante de expresiones de admiración, destacando su entrega, su sabiduría, su generosidad como sólo se había registrado un par de veces por parte de fanáticos kirchneristas hacía alguna decisión de Cristina Kirchner.

Se bajó Macri. Tampoco se despojó de sus bienes y los repartió entre los pobres. Pero bueno, ahora todo es así. Exagerado.

Todos (Larreta, Bullrich, Vidal, Morales, Carrió, etc) pudieron, a partir de ese anuncio, comenzar a delinear sus pasos de cara a las elecciones. La decisión de Macri abrió el juego. Todo era positivo para la Coalición Juntos por el Cambio.

El 29 de marzo, sólo tres días después, Macri realizó en una entrevista, las declaraciones más fuertes y sinceras que hizo en su vida. Se refirió a sí mismo, al rol de una ex legisladora porteña y a todos los legisladores que ingresaron en su propia lista cuando fue derrotado por Aníbal Ibarra.

El resumen de lo que dijo y lo que realmente significa:

“Yo había perdido la elección con Ibarra, estaba conduciendo a todos en la oposición. Y esta chica vino con su asesor. Yo le decía ‘hay que votar esta ley porque es lo que corresponde’. Y ella me dijo: ‘Yo me debo a la gente que me votó’”. En tono burlón, Macri le cuenta a Morales Solá: “Saqué una boleta, la puse en la mesa y le dije: ‘Aparte de tu mamá, tu papá y tu novio, ¿quién vio tu nombre en la lista?’”. El ex presidente termina diciendo: “A esa chica la tuvimos que sacar del bloque y se acabó su carrera política porque su ego no lo manejó».

“Estaba teniendo que conducir a la oposición, algo horrible para mí ejecutando como opositor con todos legisladores que no conocía, que los había reunido un rato antes”.

“Hoy con las redes sociales cualquiera que tiene dos followers se cree que puede opinar”.

“No me bajé, me elevé. Me superé a mi mismo”.

No hay que ser psicólogo, simplemente tener sentido común y el secundario completo (no excluyente) para sacar las siguientes conclusiones sobre Mauricio Macri:

Macri asume que todas aquellas personas que están en política, sea en cargos ejecutivos o legislativos, se lo deben pura y exclusivamente a él. Sin él, los demás no valen nada.

Macri no sabía quienes ocupan su lista. Conoció a sus legisladores “un rato antes”. Esto demuestra que la militancia, el aporte de los militantes y dirigentes no valen nada para él. Son relleno.

Desprecia a quien le dice que no. “Esta chica vino…”. Esa chica, María Florencia Polimeni, de orígen radical, fue justamente quien le abrió a Mauricio Macri las puertas para llegar a la jefatura de gobierno porteño. Anibal Ibarra le a Macri. Fue reelecto imponiéndose con el 56% de los votos en segunda vuelta. Fue “esta chica…” la que desde su humilde banca, casi en soledad, pronunció los discursos mas brillantes y contundentes que se recuerden. Polimeni, de orígen radical, logró con su capacidad intelectual y de oratoria la destitución de un intendente consolidado como era Aníbal Ibarra. Con él fuera de juego, Macri tuvo otra oportunidad y pudo sacar provecho del vacío que Jorge Telerman no pudo llenar. Macri le debe parte de su vida política a Florencia Polimeni. Pero decidió menospreciarla, humillarla e ignorar su papel fundamental para que quien estaba derrotado, pudiera resucitar. Claramente, Macri es un ingrato.

Cree que nadie tiene derecho a decir cualquier cosa, menos si apenas tiene algunos seguidores en las redes. No acepta la libertad de las personas. La libertad de expresión no es sólo para la prensa, es para los ciudadanos, pero fue claro. No lo cree así.

Es un ser superior. Afirma que Polimeni y “la gente” no pueden controlar su ego. Inmediatamente afirma que logró elevarse, está en un nivel y estado superior. Que superó a sí mismo. Alguien está necesitando terapia.

El día 10 de abril, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la convocatoria a elecciones mediante el sistema impulsado por Cambiemos para transparentar los comicios.

Lo que se sabe públicamente: Mauricio Macri le avisó a Rodríguez Larreta que sería su primo Jorge (intendente de Vicente López), el único candidato del PRO para sucederlo. El ministro de Salud Fernán Quirós y su par de educación, Soledad Acuña (ambos del PRO), ya habían manifestado su decisión de participar como pre candidatos. Además, el ex presidente presionó públicamente a Larreta para que las elecciones fueran a través de las listas sábana.

Sin margen, Rodríguez Larreta debió cumplir con lo establecido en las leyes de la ciudad. Ni aunque quisiera podía mostrar públicamente que en la ciudad y en el PRO se hace lo que Macri ordena. La ciudad vive en democracia y el PRO es un partido político. El capricho de Macri con su primo y el formato de la boleta pensado en perjudicar a otro candidato de la coalición hubieran demostrado que el PRO es antidemocrático, que no se respetan los derechos de sus afiliados a postularse ni su derecho a elegir a sus candidatos.
Rodríguez Larreta salvó al PRO, aunque Macri, Bullrich, Vidal y segundas líneas se ocupen de instalar lo contrario. Larreta es compañero de Lousteau dentro de la coalición y de Quirós y Acuña dentro del PRO, su partido. Apoya a los candidatos de su partido pero no desprecia a Lousteau. Por su forma de hacer política, su forma de expresarse y sus acciones, Macri, Bullrich y quienes se pegan a ellos por conveniencia están más cerca de la personalidad y estilo de conducción de Milei.

El actual Jefe de Gobierno porteño dió una señal tan contundente e importante como el anuncio de Macri de no competir en la próxima elección. De hecho, lo eclipsó.

Laura Alonso, ex Poder Ciudadano y ex funcionaria macrista, lanzó a los gritos por twitter: “Horacio no es Alberto Fernández y Macri no es Cristina”. Parte verdad, parte falso. Horacio, ahora, demostró no ser Alberto Fernández. Macri no es Cristina porque la ex presidenta es una condenada por corrupción. Pero políticamente, por su forma de actuar y de pensar, Macri sí es Cristina.

Si el candidato de Juntos por el Cambio fuera Mauricio Macri, lo votaría. Pero Argentina estará mejor sin él y sin Cristina a partir de octubre.

Por Joaquín Gayone
Agencia País